Anarcosatanismo i Yo
Agradezco, agradecemos, al maluko cualquiera, greñudo y ontológicamente colorado, que iluminó estos pixeles con sus oraciones de enrarecida melodía.
INTERLUDIO (anarcosatanismo i yo)
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Me declaro inmensamente poseído por complotar, conspirar de gesto, acto y palabra, contra lo que reprime el placer y la vivencia sensual inmediata de la realidad total, la castración de nuestra animalidad, la infibulación de nuestra sana y alegre naturaleza rebelde.
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Enmascarado en los ropajes del tiempo sin tiempo, echando sonrisas en los corazones fatalmente desganados, otro de los rasgos anarcosatánicos por excelencia es lo que podríamos llamar la disolución del ego o su fusión con la totalidad ausente en un "salto mortal" desde el individualismo hedonista al hedonismo mutuo.
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La expansión del ego mediante la disolución identitaria: yosoyotrotu, soycualquiera, el psikonomadismo y la forma más clásica: el anonimato.
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Desde nuestra demencial afición por el sabotaje a la inclusión secreta en una sociedad secreta (tan secreta que ni conozco a los miembros ni ellos saben de la existencia de nuestra sociedad secreta, ni menos de que son parte de ella).
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De tantas extrañas maneras, la categoría identitaria nos inhibe y la hemos erradicado para hacernos parte de muchos nosotros irresistiblemente trágicos y ludicóticos.
El yo se disuelve. Una construcción inútil y poco práctica que más que ayudarnos a encumbrarnos en lo que llamamos vida, nos aleja, lentamente, de las posibilidades de conectarnos en otros campos de interacción subversiva y revoltosa.
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Mediante la confabulacíon camaleónica, lo que conseguimos son aludes de entretenidas y atrevidas profanaciones al aparataje del control sistemático, ese número que se nos impone y que nos hace merecedores del atropello legal.
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Nuestra voluntad de constante transgresión nos llama a lo impropio. Y nuestro exilio y desgana artística buscan desde la conjura lingüística: ProfanArte.
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Nuestra irresponsabilidad multifocal se burla de la ley del padre y la burrada edípica -el rechazo es mutuo- y la guerra ha sido declarada desde la infundadación de nuestro fértil, gratuito y clandestino culto por el arte de la insolencia.
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Nuestra magia carga las palabras que eructamos con imposibles signos explosivos. Somos brujos componiendo aquelarres para liberarnos de la dictadura del calendario, el mapa, el dinero, el nombre, el género, etc.
Amantes de caos y paladines del complot, abrazad el placer de la conchabanza y el acto contubérnico, os llenará de todo aquello que os niega la maquinaria de esta civilización suicida.