26.5.06

descarga KILOMBO 23, ya!


obsérvate a ti mismo mediante la sensación
conoce así las más finas perturbaciones y vibraciones

DESCARGA KILOMBO 23, YA!

la experiencia se efectua por contacto
la gran experiencia:
sedúcete a ti mismo hacia el placer

25.5.06

Bermonde


Ha llegado el día del Juicio Final. Cada uno de los hombres, sin engaño, ha de confesar ante Dios cómo ha sido su vida, convirtiéndose por manifiesta verdad en su propio juez. Para Bermonde también llegó la hora de enfrentarse al Angel Inquisidor.

Angel

Te entregaste, Bermonde, a todo el que te solicitó. ¿Nunca te enseñaron que la mujer debía pertenecer a un solo hombre y únicamente para dar vida a sus hijos?

Bermonde

Esa ley y muchas otras me enseñaron cuando yo era niña y vivía junto a mi madre. Pero cuando crecí en edad y en belleza y me quedé sola en el mundo, dueña de mis actos y de los bienes de mi casa, sentí que todo mi ser rechazaba y se oponía a esas leyes. El mandato había sido dado en nombre de Dios, pero ¿no era también mi sangre obra de Dios? Mi sangre tenía, asimismo, sus leyes y sus derechos y no pude desobedecerlos. Mi cuerpo había nacido para la voluptuosidad; no pude menos que seguir el impulso prepotente en mi naturaleza ¿Era mía la culpa de que me atrajera más el placer que los fríos preceptos de los ancianos?
La idea de la castidad me producía horror. Una fuerza tumultuosa e irrumpiente me empujaba a los brazos de los hombres. Un instinto irrefrenable me decía que sólo en la plenitud del amor encontraría la felicidad. Una creatura joven y ardiente estaba hecha para la alegría, perdía y deseaba la única alegría que podía darle paz, la alegría suprema de los sentidos.
El amor cortés que se usaba en mi tiempo no era para mí; me parecía un juego de coquetería poética, una hipocresía elegante que estimulaba la imaginación y la vanidad, un pasatiempo y no una satisfacción. La mujer era considerada como una reina, casi como un ángel, casi como una diosa, pero la mujer sana y sincera quería algo muy distinto que baladas y canciones. En toda mujer había una hembra que no se contentaba con bellas palabras rimadas.
Otro instinto tan profundo y fuerte como el de la sangre, me advertía que no me ligara a un hombre, a un marido. Yo veía cuán triste era la suerte de las mujeres agriadas y marchitas en la esclavitud de la casa o envilicidas y corrompidas en las mentiras del adulterio. Elegí, pues, la libertad de todo lazo y la satisfacción de mi cuerpo ardiente y encendido de deseos.
No quise ser esposa, pero tampoco meretriz. No es verdad que yo me entregara a todos. Entre los hombres que me desearon elegí a los que me inspiraban afecto o pasión; rechacé a todos los otros. Nunca me otorgué por dinero o por obtener donativos; en los amantes yo buscaba comprensión, gracia y gallardía, no riquezas ni fama. No me bastaba que un noble fuera noble; a un señor necio y ajado preferí siempre un plebeyo de espíritu alegre y de aspecto gracioso. Mis amores fueron casi siempre breves pero nunca abyectos.
Así transcurrió mi vida alegremente, sin escrúpulos ni remordimientos; mientras la belleza y la frescura de la edad hermosa me hicieron deseable. Mi vida era recta como una espada: me placía el placer y lo buscaba abiertamente. Mi cuerpo había sido creado para dar y recibir alegría; mi franqueza era mi honestidad. Si no fui fiel a mis amantes lo fui a mi carácter, justificado por mi ley, purificado por mi sinceridad. A mis ojos toda tentación reprimida era una culpa que se habría descompuesto en mi interior corrompiendo mi alma.
La vida espiritual no me atraía; también la voluptuosidad tenía sus misterios, su grandeza y, diría, casi su candor(*). Mi goce no era del todo egoísta; así, pues, mi mayor alegría provenía de la alegría de mi compañero. Yo pensaba -perdona mi demencia- que cuando una mujer inspiraba con su belleza un deseo tenía el deber de satisfacerlo. El que enciende el fuego sólo puede ser excusado si trata de apagarlo. ¿Para qué hacer sufrir a los hombres que deliraban y se torturaban cuando satisfacerlos le costaba tan poco a una mujer que no estaba enferma? ¿No era alabada la liberalidad del alma por sobre todas las otras virtudes? ¿Y de qué otro modo podía ser liberal una mujer sino dado generosamente lo que en ella había de más preciado y precioso?
Te he dicho la verdad sobre mí, sin ambages, sin vergüenza ni circunloquios. Mi vida fue impura y condenable según el juicio de los hombres, pero alienta en mí la esperanza de que el juicio de Dios sea distinto. Ese Dios que en la tierra perdonó a la pecadora prosternada y lacrimosa ¿podrá ser despiadado conmigo?

(G.P.)

NOTA:
(*) Aún más: sin el conocimiento de la oscuridad ("el conocimiento carnal") no puede existir conocimiento alguno de la luz ("gnosis"). Los dos conocimientos no son meramente complementarios: digamos que son más bien idénticos, como una misma nota tocada en diferentes octavas. Heráclito afirma que la realidad persiste en un estado de "guerra". Sólo notas enfrentadas pueden crear la armonía. ("El caos es la suma de todos los ordenes").
(H.B.)

17.5.06

descarga KILOMBO 22, ya!

Algunos creen que Kilombo es la continuación del pasquín Cirena (de trágicos y lascivos), quienes así lo creen se apoyan en el hecho de que no se han visto las ediciones anteriores a la número 22 de Kilombo y por otro lado el último número de Cirena conocido es el 21.
Kilombo tiene el doble de extensión de la mítica Cirena y si bien éste era un pasquín incendiario y picante, Kilombo se ha convertido en el órgano de difusión clandestino de la corriente anarcosatanista.
Por primera vez en el ciberespacio, el pasquín que ya ha pervertido a millones de adolescentes. Kilombo, de brujas, putas, terroristas y delincuentes. Comprimido en formato ZIP.




Descárgalo Ya!

15.5.06

La Cursi-Ficción (2da parte: La Cursi-Ficción)



Dios Todopoderoso a librado a Vilma de los Infiernos, pero Vilma aún no se ha convertido en una "cristiana" hecha y derecha.
Tras ser salvada, Vilma empieza definitivamente a dejar toda su antigua vida y a buscar el "rostro de Cristo". Muy pronto, en una semana, ella pierde todo. Sus familiares comienzan a enfermar gravemente. Su vida y su entorno, todo lo que ella ama, se torna horrible. Y vuelve a aparecérsele Lucifer. Le dice que deje en paz a su familia, que ella es quien tenía el pacto con él, que lo ha roto y es libre de hacer lo que le plazca. Lucifer le dice que deberá suicidarse al amanecer.
Entonces Vilma pasó una noche horrible analizando su vida, mirándo hacía atrás. Se sentía mal y no podía dormir. Ya casi salía el cara'e'gallo cuando nuestra presunta ex-bruja brasilera oyó una voz que le decía: "¿Crees tú que hay un dios todopoderoso?" Primero "pensó" que se trataba de un espíritu que la molestaba. Luego volvió a escuchar la voz y se extrañó porque no era una voz fea, sino preciosa, suave y armoniosa, que le decía: "¿Crees tú que existe un dios todopoderoso?".
Entonces vió una luz más fuerte que la del sol, radiante, y se desmayó. Llegó a un lugar desconocido, polvoriento y muy calurosa, la gente se vestía diferente y ella pensaba que estaban disfrazados. Habían hombres vestidos como soldados, como soldados romanos, y una multitud. La multitud estaba feliz, aplaudía, insultaba y escupía algo que ella no alcanzaba a ver. Luego descubrió que sucedía. Los soldados golpeaban a un hombre que sangraba con los ojos cerrados. Lo azotaban con látigos que tenían ganchos, como de anzuelo, en las puntas, y le arrancaban la piel al retirar los látigos. El hombre avanzaba y la multitud con él para torturarlo, con escupos, insultos y golpes. Aplaudían. Ella se acercó y comenzó a desesperarse, a sentirse mal por lo que le hacían a ese hombre, a sentir compasión, piedad, ¿lástima?. Desesperada gritó que lo dejaran, que "Él" era inocente. Lo mira a la cara y "Él" también la mira, y le dice: "Vilma..." ¿Pero cómo sabe mi nombre? -pensó ella. "Vilma, esto lo hago por ti, porque te amo". Él era Jesús.

Al despertar Vilma se sintió por fin libre de los espíritus malignos que la acosaban y comenzó su prédica, hasta toparse conmigo, señoras y señores.

Yo escuché a Vilma relatar como supuestamente había exorcizado al demonio en un niño de 11 años. Tras abandonar la brujería y unirse a la iglesia Vilma se dedica a lo que ella llama "liberación". Mientras Vilma relataba su historia un grupo de canutos vestidos de trajes y faldas y bien peinaditos tocaban y cantaban arriba de un escenario una melodía cursi y llorona.
El demonio hablando a través del niño trataba a Vilma de bruja. Para poder hacer su trabajo Vilma tuvo que humillarse y pedirle ayuda a su Jebús. Al revisar la casa del niño (hijo de un plesbitero) se encontró con pornografía, películas de disney, libros de cohelo, artesanía indígena con motivos religiosos, y otro tantico más de material que ella consideraba subversivo y satánico, razón por la cuál el niño fue susceptible de ser poseído. El exorcismo concluyó con el niño levitando, con Vilma temiendo su caída y muerte súbita, pero finalmente fue librado gracias a ese Dios Todopoderoso al que le hacía propaganda.
Luego invitó a la gente a arrepentirse por tener este tipo de material en su casa, a pasar adelante a quienes llegando a su hogar se despojarían de todo esto. Mucha gente se acercó al escenario. Algunos parecían totalmente fuera de control apenas sostenidos y contenidos por sus hermanos.
Y así mucha gente tirada en el suelo de rodillas, lloraba arrepentida, hablaba en lenguas, mientras Vilma los incitaba textualmente a humillarse, recordándoles siempre lo insignificantes que eran y lo grande que era "Él", el que se dejó torturar por amor a ellos, tan minúsculos. Esto me recuerda uno de los capítulos de "The meaning of life", el titulado "Growning and Learning".
Quienes hemos recibido a Cristo, a quienes nos ha lavado los pies y luego hemos devuelto el gesto, quienes hemos entrado al Reino de Dios, sabemos que la humildad divina nada tiene que ver con esa humillación. Bien entiende Nietzsche que Cristo se dejó martirizar para mostrarnos como había que vivir y no para que le sintamos lástima y por lástima creamos en él que se dejó matar por "nuestros pecados". Cristo murió por sus pecados, no por los míos. Cristo, como el hijo de un dios, murió enchido de orgullo en la cruz. "Madre perdónalos, no saben lo que hacen".
Cristo le mostraba a los esclavos judíos como él estaba liberado de todo resentimiento, como su entrega al mundo era total. Se entregó al mundo tal como era, incluso en la cruz, sin rechistar. Dad la otra mejilla. Por eso Cristo es simbolizado con un cordero y nos recuerda a un cordero, por su entrega. Pero esa entrega no es para que nosotros nos libremos del pecado del mundo como dice la canción, es una entrega que da tranquilidad de cordero a quien es capaz de practicarla. Cristo murió por sus pecados, no por los míos.
Adoramos la libertad de espíritu del Cristo que se manifesta en Amor y que los esclavos al no tener esa libertad sólo pueden sentir como compasión. Amaos los unos a los otros como yo los he amado, dijo, en total libertad, libres de todo resentimiento.
El amor está contra la ley y por eso Cristo fue crucificado. Nosotros, disfrutaremos de la gracia divina que nos otorga la libertad del espíritu, y amaremos hasta el infinito, pero aceptando nuestra criminalidad y calculando los riesgos, no jugaremos al béndito martir liberal. Aceptamos el hecho de que somos criminales y nos preparamos para vivir como tales.

Amaos los unos a los otros, como yo los he amado

La Cursi-Ficción

Como buena niña cristiana (mí madre me puso Cristina en la gloria del Señor), devota de la libertad del espíritu, de la libertad del Cristo, y de la gracia divina, una de las cosas que más me descomponen y desequilibran, incluso hasta el extremo de la ira, es la adoración fetichista del cuerpo torturado y crucificado de Jesús, el culto a la humillación y a la muerte en vida -un amigo insiste en que Jesús es un zombie-, al dolor y al sufrimiento.

Como una cualquiera llegué a cualquier lugar. A un "culto" de la Iglesia Evangélica Latinoamericana. Llegué a conocer a Vilma de Souza, de quien ya me habían anticipado su presunta historia, señoras y señores:

Doña Vilma dice que ella pertenecía a un culto de espiritismo y magia negra. Que le vendió su alma a Lucio, un hombre hermoso que encarnaba al mismísimo Lucifer. Hasta que un día:
Una camarada bruja le pide que mate a una "cristiana", y es la primera vez que Vilma escucha esa palabra. La bruja que hace la petición se queja de que la "cristiana" insiste en convertirla y darle a conocer a Jesús. Se queja de que la "cristiana" pasa el día orando y alabando a su Dios. Entonces Vilma se dirije a Lucífer, materializado en el culto, y, confesándole su deseo de acatar la petición de su camarada, le pide ayuda a cambio de ofrendas. Vilma le explica el caso y Satanás, el mismísimo encarnado ahí, se perturba al escuchar el nombre de Jesús. Le dice que no puede ayudarla, que el dios de la "cristiana" es más poderoso que él. Vilma, hasta entonces sólo interesada en el poder, dijo en su ignorancia: "¿Tiene más poder? Entonces yo voy a conocer a esa cristiana para aprender de ella y tener más poder".
Se acercó a la "cristiana" y empezó a conocerla. Se dió cuenta de que lo que hacía ("magia negra") estaba mal. Y Vilma le dijo un día a su mamá: "Mamá, yo no quiero más esto. No quiero más destruir vidas". Y deja la brujería. Y limpia su pieza de objetos mágicos y superticiosos. Aparécesele entonces Lucifer, y le dice: "Tú no me puedes dejar porque tú hiciste un pacto conmigo y eres mía, blah, blah, blah". Y la toma con fuerza del cuello y se abre un abismo en el suelo, y comienza a caer en el abismo junto Satán que le aprieta el pescuezo.
Entonces Vilma conoce el Infierno. Y aterrorizada ruega: "Si existe un Dios Todopoderoso, que me saque de aquí y yo seré su esclava para siempre" Y ese dios "todopoderoso", que al parecer no es nada sordo, y siempre está necesitado de esclavos, abrió los cielos. Vilma "vió" una luz más poderosa que la del sol y a una persona cubierta de fuego con una llave en las manos, Lucifer cae y le suelta el cuello. Vilma es salvada por Dios.
Pero no es aquí cuando Vilma se convierte a la predica "cristiana"...

(Continuará...)