26.2.07

Santa Rafaella Carra

Escuchen las prédicas de esta sabia mujer.











EN EL AMOR TODO ES EMPEZAR

23.2.07

La Torta del Diablo


INGREDIENTES

1/2 Taza de mantequilla
3 Cucharaditas de polvo Royal
2 Tazas de azúcar
4 Yemas
4 Claras
1 1/2 Taza de harina
4 Cucharadas de chocolate rallado
1/2 Cucharada de extracto de vainilla
1 Taza de leche




INSTRUCCIONES

Se bate la mantequilla y el azúcar, se le agregan las yemas, la vainilla y las claras batidas aparte. Luego se le ponen, alternando la harina mezclada con el chocolate, los polvos de hornera y la leche.
Se hornea en cuatra capas y se rellena con la siguiente crema:

Ingredientes de la Crema

2 Tazas de azúcar flor
2 Cucharadas de mantequillas
1/2 Taza de chocolate rallado
1/2 Cucharada de limón rallado
6 Cucharadas de extracto de café
1/2 Cucharada de vainilla

Procedimiento

La mantequilla se mezcla con el azúcar, se le agrega el chocolate y después por gotas se le van poniendo el café, limón, vainila, hasta formar una pasta.


21.2.07

La Chusma y La Internacional Sodomita

Este post tiene como objetivo presentar y promocionar dos iniciativas que a mi me parecen de lo más chacalosas.
Por un lado el proyecto de no-editorial La Chusma, que ha convocado a no-concurso. Así que ya sabes, si eres un escritor (sensacional) fracasado, acércate a La Chusma para exigir tus 15 minutos de fama.
Por otro lado, por atrás, La Internacional Sodomita ha abierto su puerta trasera para reclutar gente y emprender una Guerra Santa para recuperar Sodoma para los sodomitas. Alístate en los ejercitos del ojo del culo.

12.2.07

FELIZ DÍA DE LOS ENAMORADOS

Todo se desordena a través de los sentidos de los amantes... Luego ordenaré y aclararé y perfeccionaré este texto, disculpenme... por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.












El otro día fuí al Ateneo en Santiasco, a un foro sobre Amor Libre y un taller de Erótica Antisexista, realizados en el marco de una seguidilla de actividades, talleres y conversas, de verano.
Alguién llegó a la sala segundos antes de que se iniciara la charla preguntando, bromeando, "¿Éste es el foro donde se teoriza acerca de la calentura?".
La charla fue horizontal, varios muchachos y muchachas, compartieron sus puntos de vista, sus ideas, más que sus experiencias, aunque tampoco faltó la relación con la propia vida cotidiana. Algunos arremetieron contra el amor, contra el ideal del amor, como parte de la ideología alienante. Otros lo equipararon con la libertad, amor libre sería una redundancia.
Aquí opinamos más semejante a los otros. Aunque bien es cierto que la sociedad patriarcal ha creado un ideal de amor en desmedro de la autonomía del individuo, que perpetua las relaciones sociales encadenadas, aquí creemos en el Eros, el deseo, la pasión, la atracción, como la única fuerza capaz de hacer reventar la Ley del Padre, cualquier Ley. El amor debe ser la única ley. Para nosotros es el amor el que organiza el divino caos, en órdenes espontáneos. Por deseo la criatura busca la teta de la madre, por amor las abejas besan las flores, por atracción las raíces de los árboles bajo la tierra buscan el agua. Y nuestra civilización se basa en la violación sistemática de esta única ley, nuestra humanidad se funda en el tabú del incesto. Nuestra civilización se sostiene en prohibiciones que tratan de mantener un rígido orden contrario a los órdenes espontáneos del deseo.
Pero... vamos a hacer el Amor y la Revuelta. ¡Insurrección Sensual!
También se habló de celos. Si uno siente celos es su problema, es uno el inseguro, es uno el que busca seguridad en otras personas, etcétera. Es uno el que tiene que solucionar su problema. De acuerdo. Pero me gustaría profundizar más al respecto ahora:
Los celos a los que nos referimos se dan en el contexto de la pareja. ¿Por qué es normal sentir celos de tu pareja, pero no de tus amigos? ¿Por qué buscamos la seguridad en nuestras relaciones amorosas y no en nosotros mismos? ¿Por qué somos inseguros? ¿A qué es lo que le tememos? Casilda da en el grano, creo yo.
Al empezar a relacionarnos corporalmente con alguién, intimamente, más allá del mete y saca del coito, nuestra corporalidad tiene una reminiscencia de nuestra primera relación la madre. Ese cuerpo a cuerpo, que entre caricias desdibuja los límites del yo. Es un caos, una desidentificación. Sucede que cuando uno pasa mucho tiempo con una persona, entre caricias, se va olvidando de sí mismo, se va desidentificando. Ése olvido de si mismo es placentero a tal grado que una vez que nos vemos solos nuestro antiguo yo nos aburre, sólo queremos deshacernos en caricias. Pero a la vez se hace necesario ordenar esta caótica percepción, es necesario crear nuevos límites, un nuevo yo, un tantito más amplio, con algunas concesiones al otro, que integre a los yos que se funden cada tanto. Cuando los individuos que se deshacen en caricias separan sus cuerpos esta nueva estructura yoica, funciona como la seguridad que antes de la experiencia desectructurante de las oleadas de placer cuerpo a cuerpo nos daba la respuesta a la pregunta ¿quién soy yo?. Yo soy mi pareja, ella es parte mío, una parte que debo conservar, una parte que sí pierdo me desequilibrará nuevamente, como cuando empezó la relación y ni siquiera nos dimos cuenta de ese desequilibrio. ¿Por qué no nos dimos cuentas de ese desequilibrio que superamos rapidamente apropiándonos de la persona? Porque estamos programados para copiar un modelo. El modelo de la relación que tuvimos con nuestras madres patriarcales, un modelo de subordinación que se reproduce inconscientemente, un modelo de amor mezclado con inseguridades que se traducen en leyes. El modelo de nuestros padres en pareja. Es tan natural resolver la desidentificación que produce la experiencia amorosa reproduciendo las leyes heredadas que no nos damos ni cuenta.
Para Casilda Rodrigañez los celos son un sentimiento irracional, inconsciente, enraizado en nuestra carencia básica. La carencia de una madre complaciente que nos hiciera seguros de nosotros mismos. Cuando la críatura está alejada de su madre, sola, llorando en una cuna, la criatura siente que va a morir, sus deseos, de amar y ser amada, de vivir, son imposibles por un tiempo que ésta siente como eterno. Como el fundirse en caricias nos lleva al ámbito de estas primeras relaciones con la madre, el peligro de perder al amado nos lleva también a nuestro miedo de perder el cariño de la madre, un miedo muy fuerte, que nos lleva a buscar seguridades ilusorias en ideologías, equipos de futbol, amores platónicos, identidades prefabricadas, relaciones de pareja.
¿Cómo enfrentar esto? Primero haciéndose consciente. Enfrentando al miedo. Transformando al monstruo en aliado, en belleza. Intentando nuevas formas de estructurar la consciencia, libres de miedos, haciéndose de un ego flexible, asaltando el Hades. Para todo esto no hay recetas, pero luego de vivir intentándolo, los frutos empiezan a madurar.

10.2.07

Masajeémonos?

Y si te hunto y me huntas, nos frotamos, nos chupeteamos, con la misma y más devoción que esta chiquilla oriental que pille en un video de intimidades.

2.2.07

Por una sexualidad total

No sé porque razón antes no había publicado este texto en la página, pero ya es hora. Escribido por un amigo traidor, invita a la total liberación de nuestros cuerpos, a la insurrección sensual. Que lo disfruten. Besos.

Desenfoque (Político) de lo Sexual:
por una Sexualidad Total

Pensemos en sexo y política. Pensemos en sexo como experiencia de plenitud, descomposición de identidades y desestructuración de sentidos. Pensemos en política como sutileza en la intersubjetividad, como modo de poner en obra la voluntad de/en la vida cotidiana, como discurso y lenguaje que fundamenta el accionar de lo-humano-en-interrelación. Pensemos en las vinculaciones de lo político con lo sexual[1]. Pensemos más bien en cómo la re-configuración de lo político implica el cuestionamiento de las formas y los contenidos de lo sexual, pero no porque esto último constituya el inconsciente de lo anterior – ni viceversa -, sino porque un proyecto de liberación de la vida cotidiana requiere de una perspectiva unitaria. Y porque sin duda nos gusta tanto lo público del sexo como lo íntimo de la política, y todas sus variedades que como enredadera se dan cabida en el universo.



Una sexualidad total es una re-configuración de lo sexual en un horizonte sin enfoques, en un descentramiento radical, en una experiencia de apertura infinita de la praxis sexual y del ánimo sensual. Es saliva, sudor y ternura; es juego, pathos y gruñido; es plenitud, decepción y ruptura. Es una completa levedad de los contenidos sexuales posibles hasta ahora, y una absoluta consistencia del sexo como forma posibilitante de cualquier sentido, dirección, textura, sonoridad que se quiera inventar desde allí. Una sexualidad total es un discurso en voz baja que articule la explosión que queremos vivir como sujetos modernos tardíos: disolución del yo, acontecimiento final, ya no pequeña sino gran muerte. Una textura latente, una obra de baja frecuencia, una húmeda y cálida experiencia.

La definición sexual como fetiche (homo, hetero, bi, alternativas de una misma urna de democracia sexual), el socratismo separativo traducible en distancia irreconciliable entre sexo y amor (queremos un cuerpo divino, ¡ahora!), la centralización del hecho de la penetración (¿no te has enterado que las lesbianas siguen siendo vírgenes?), el posicionamiento del juego amatorio como periferia ("tócame un rato, puedes lamerme también, pero mételo lo antes posible"). La regularidad mecánica de la praxis sexual (el Kamasutra-o-Rama del televangelismo pseudo-erótico puede irse al carajo), la normalidad hipersexualizada del ánimo sensual, la confección de un contexto íntimo alienado y naturalizado en esa alienación. Criminalización de la diversidad (conozco a un tío que folla con su amigo de 14 años: nunca he vuelto a ver en otro adolescente esa sonrisa de luz que el chicuelo trae cuando vuelve a casa contándole a sus padres la mentira de rigor para guardar el secreto), superada falsamente como recuperación capitalista de la diferencia ("ay, pero si yo también tengo un amigo gay"). Sexo como factum, y no como gestus. ¿Tengo que seguir enumerando el asco? ¿Dijiste que el sexo era imposible de colonizar, que iba a ser el último reducto de libertad? Esa mentira New Age funciona con la clase alta, nosotros somos más desconfiados y pesimistas. Pero sabemos gozar mejor.

He aquí el desafío: si ese lugar-momento de pureza contrapuritana ha sido inundado por la heroica putrefacción de la racionalidad instrumental, habremos de embellecernos para nuestro propio rito satánico de implosión sexual, llenarnos de gesticulación y color, para asistir en el parto de una sexualidad descentrada y desplegada libremente.

Quiero aparearme contigo en un sueño, ¿no quisieras lo mismo?

La economía del deseo (y tomada de la mano, o del pie, o el pezón: la economía del regalo) se nos ofrece fácilmente como una salida para nuestro sexo adolorido, pero ella misma no está libre de la recuperación que Ted Turner o Agustín Edwards puedan hacer en alguno de sus medios. Puede que ya no sea necesario poner a una voluminosa rubia o a un semental salvaje para mojarte las pantaletas. "Sé libre", dirán, "cómete tantas pollas como puedas". Prepárate para las campañas del Ministerio de Amor Libre - sólo en los mejores cines. En unos años querrán venderte poesía porno en pastillas, exacerbación afrancesada del cuerpo, poluciones nocturnas para toda la vida... ¡Y SIN VERGÜENZA ANTE SUS AMIGOS!

Descentrar el cuerpo no será una mera necesidad de la sensibilidad femenino-masculina. Es una tarea política de vanguardia (o retaguardia, si trajiste la vaselina): el reconocimiento de todos esos pliegues politizables en nuestro cuerpo, la celebración de cada erección, convertir los abrazos en orgasmos, la destrucción del capitalismo de tus pechos y el colonialismo de mi falo.

Tesis, antítesis, síntesis. Machismo, Mujerismo, Anarquismo: Primero ambos decimos que yo te penetro. Luego diremos que tú me absorbes. Finalmente seremos víctimas y agentes de un mismo acto desparramado de succión e inyección, de deglución e invasión. Trágame por la entrepierna que yo entro triunfal en ti. Ciertos hindúes dicen que la mujer es activa y el hombre es pasivo - yo digo que somos más andróginos de lo que creemos. O mejor: nunca más sexo en participio, sino pura participación multilateral. Nunca más "ser penetrado", sino penetrar todo el tiempo. Nunca más "ser tocado", sino tocar con cada lugar del cuerpo, con cada fragmento de epidermis, con cada soplido tras la oreja.

No será una obrita de arte privada: follaremos en cajeros automáticos, me dejarás lamerte la espalda en la fila del aeropuerto, ocultaremos los fusiles y el mortero bajo la ropa para que cuando te decidas a bajarme los pantalones en el museo todo vuele en pedazos y no sólo tú guardes en ese mausoleo púbico mi sangre blanca del amor - sino toda la ciudad, todo el país, todo el planeta.

La totalidad no-totalitaria de la sexualidad comenzará con estas palabras: "omnia novum subsole", todo es nuevo bajo el sol, la disposición irracional de mi enamoramiento explosivo es una sola con tu agresiva gesticulación sexual: no hay amor sin sexo, no hay sexo sin amor. Eso que creíste que era sólo sexo, era pura mecánica. Eso que creíste que era sólo amor, era pura superstición. El espíritu es el que abraza, el cuerpo es el que ama. Tu novio a distancia es una mentira, el amor quiere humedecerte con su lengua, oír tus quejidos en vivo y en directo. Esa Historia de las flores-con-tarjeta y el chocolate-bien-envuelto se ha acabado: queremos follarnos en grupo hasta procrear bosques enteros de cacao y hechizarnos en secreto con nuestros dedos suaves, nuestros ojos hacia dentro, nuestro sentido de orientación subvertido catastróficamente.

La petit mort será una gran muerte algún día, y nunca volveremos a ser, nunca el ego volverá a constituirse, sólo habrá alucinación, Carpe Diem, destitución de la jerarquía subjetiva, disolución definitiva del Yo; seremos adherentes de un único partido, el Aquelarre Crónico de Sexualidad Inmediatista, una sociedad secreta de ayahuasca sexual; y todos los pequeñuelos besarán el mismo cielo, y todas las meninas querrán masturbarse con nosotros, y el mismo Presidente de la República se dejará secuestrar por nosotros, sin interés alguno en pagar su regreso al empobrecimiento generalizado de la vida monogámica.

Agrupados en permanente éxtasis nunca podrán atraparnos.

Descentrar el sexo es combatir contra el antiguo patrón patriarcal y contra la nueva moral-de-víctima del Progresismo Anti-Sexista. No es únicamente escapar del enmarañado sexo macho, duro y frío, sino también evitar que el correctismo político invada nuestros nidos de sexo-amor: no hagas que tenga vergüenza de mi sexo en llamas, de mi erección devota de la geometría euclidiana. Contra el falo-centrismo eyacularé falo-fragmentariamente, dispuesto a aceptar incluso con brutalidad salvaje este hervor subcutáneo que me invita a toquetearme y toquetearte. Los heterosexuales blancos defendiendo a las minorías sexuales me producen asco - y el orgullo gay es puro espectáculo invertido. Ir más allá del género no es disfrazarte con el vestido de tu madre o el traje de tu hermano: ir más allá del género es confundirte todo el tiempo con la infinita singularidad de amores y sexos que dan vueltas por el planeta, acabar de una vez por todas con la normalidad (normosis, la enfermedad del milenio) del género. Y no sólo porque es una construcción histórica que funciona excelentemente como excusa para dominarnos -- más bien y principalmente porque nos limita a follar para reproducirnos, acariciarnos para follar y juguetear entre sexos opuestos, cuando lo único que queremos es la moral de los sabrosos Bonobo del Gran África: amistad sexual, frote genital a modo de celebración caótica, multisexualismo desparramado y una interminable Historia de ocio y juego y pérdida de tiempo.

Todo es nuevo bajo el sol: el sexo es una mirada caliente.

Todo puede ser un elemento sexual, siempre y cuando te decidas a babear y mojarte por ello. Estar cachondo es un estado espiritual, no hay zazen sin lengua dura, hacer el amor es exactamente lo mismo que tener sexo, es una sola sabiduría milenaria que está disponible para ti – y si no tienes éxito accediendo al inconsciente colectivo, bien puedes inventar tu propia pornosofía. No te preocupes si es que estás solo en el mundo. Siempre hay súcubos sedientos de una aparición nocturna bajo tus sábanas.

“Haz lo que quieras, ésta es la única ley”, dice la Gran Bestia. Voluntad de hierro a la vez que de fuego, derretimiento implacable e inacabable de cualquier dureza. La voluntad se derrama sobre sí como sangre recién vertida para la ceremonia – asimismo nuestra imaginación se escribe sobre el cuerpo húmedo que se dispone a amar.

Si lo sexual es consecuencia de lo político (si es que el mundo tiende estadísticamente a la monogamia heterosexual como consecuencia de una súper estructura patriarcal) entonces ataquemos de vuelta: descentrar el sexo será desarmar la estructura. Puede que duela los primeros días, pero te aseguro que tendrás tu recompensa – y si no estás satisfecha, ¡te devolvemos tu virginidad!

Y para tener más posibilidades de ganar la pelea, digamos que también lo político es consecuencia de lo sexual: si nuestras típicas concepciones respecto del sexo nos tienen acostumbrados a una vida autoritaria, opresiva y homogeneizante, infectemos al sexo con nuestro pathos libertario, con nuestra calentura anarquista, con nuestra perversidad polimórfica que aparece en cada asamblea, cada protesta, cada lectura clandestina, cada performance de terrorismo poético. Convirtamos nuestra “vida sexual” en acción directa.

Traigamos el cóctel molotov al camarote, Emma, que si no se puede follar al ritmo de sus consignas, no es mi revolución.

Estamos hablando de una alquimia subversiva que despliegue sobre el mundo toda esa energía concentrada en los genitales, tan sobrevalorados, tan sobreexplotados. En un mundo que no ha olvidado la “magia simpática”, las analogías totémicas, esa lógica del “como es aquí, es allá”, el centramiento de la sexualidad en la genitalidad penetrante da cuenta de un imaginario político de la jerarquía y la valoración de la rigurosidad erosionante del Capitalismo Demasiado Tardío. Si todo lo que hay son costumbres, construcciones ideológicas naturalizadas, nuestro trabajo es la brujería fina: romper el hechizo con la poética del cuerpo unitario, con la invención de momentos des-ilusionantes, con la apertura definitiva de un cuerpo total, que al estar desnudo su propia piel lo explique.

Mi cuerpo es un mundo, ¿vas a quedarte solamente en mi entrepierna?





[1] Previa a definir conceptos como “política” o “sexualidad” surge la necesidad de cuestionarse si es que todo eso que decimos de lo político o lo sexual tiene un hilo conductor que nos dirija hacia una definición. Por otra parte, hacer uso de las definiciones actuales conlleva peligros. He allí el interés por relacionar en profundidad política y sexualidad: aspectos de lo sexual devienen políticos y aspectos de lo político devienen sexuales.